Relaciones sanas vs Relaciones disfuncionales

Relaciones sanas vs relaciones disfuncionales en la Generación Z y Millennials . Hoy quizás el amor y el sexo, tal vez está banalizado, en el sentido de que en una relación vamos a mil por hora, y no es sano, en una relación siempre hay que poner cabeza porque de eso depende que de que sea sana.
Cuanto daño ha hecho el Satisfayer, mito número uno del Satisfayer, pensar que la fuente de placer está en el clítoris, ¿Qué pasa con nuestro coco?… ¿Porque banalizamos el sexo?
No hay que correr, porque si corres, corres y corres, le das alas a la eyaculación precoz .
Insisto… todo está en la cabeza.
Préstale atención a la siguiente pregunta: ¿Por qué nos masturbamos?…. ¿Por reducción de la ansiedad o estrés?… ¿En serio? Seguramente, Máster y Jonhson papás de la teoría de la reproducción sexual humana, se estarían retorciendo de dolor, descuidamos la excitación, la meseta, el orgasmo e incluso la resolución, hay que añadir el periodo refractario que sólo se da en hombres.

El sexo no es nuestro amigo ni nuestro enemigo.

Y para que funcione bien sólo hay que hacerse una pregunta…
¿Qué sentido tiene para nosotros? Entendiendo que a nivel individualidad es estar en contacto con tu placer, y ese placer a su vez es fuente de seguridad, de alta autoestima, aumentan nos niveles de serotonina, y te das cuenta de que puedes ser totalmente independiente y potencias tu placer sexual. Sin embargo, cuando decidimos compartirlo es meramente una expresión, una expresión de afecto, y cuidado con eso. No es la primera vez que veo las consecuencias, por ejemplo, de la eyaculación. Ahora mismo leo en tu cabeza ¡Ya no me quieres! ¡Ya no te gusto! Y ya conoces lo que viene después… discusiones, discusiones y mas discuciones. Sigo con el tema de la expresión, el sexo en pareja no sólo expresa afecto, si no, un contexto seguro, diversión, compenetración y sobre todo lo más importante, fuente de salud. Mirad, la primera fase de una relación es la ELECCIÓN y la pongo en negrita cursiva y en mayúscula porque es donde fallamos normalmente,
  • ¿Soy una persona sana y me enamoro de una persona adicta?
  • ¿Soy atea y me enamoro de una persona creyente?
  • ¿me he enamorado de una persona que me promete que se va a separar y llevo tres años esperando?
  • ¿Me enamoré de una persona que no quiere tener hijos?
  • ¿Me está pidiendo mi pareja una relación abierta y no me siento cómoda?
En la elección está lo importante, y como decía antes, es poner cabeza. Más que nada porque con tu pareja vas a sentir y padecer, si esa es la realidad.
  • ¿Qué pasa si mi pareja tiene ansiedad o alguna enfermedad?
  • ¿Qué pasa con la educación de nuestros hijos?
  • ¿Cuáles son las fases del amor?

Atracción… Esta es la más importante a esta edad, y la más peligrosa.

Si te atrae el chico malo, estamos abocadas a una relación de corta estancia, o quizás el camino a una relación posiblemente tóxica. El otro día me encontré con una amiga y me comentó que su hija estaba en una situación complicada con dos chicos. Entonces le recomendé que debía quedarse con la persona más que ha ella le diera un contexto seguro para no llegar a formar parte de la estadistica de parejas con relaciones disfuncionales.

Enamoramiento o luna de miel

Y en este caso sería necesario que seas precavido, porque es donde los mitos del amor romántico salen a pasear por tu cabeza.

Decepción o desencantamiento en relaciones disfuncionales

Aquí es donde después de la idealización llega la realidad. Posiblemente baje la intensidad de las relaciones sexuales, te preguntes que pasa porque no me llama como antes, ya no quedáis como antes, lo que ocurre es que está apareciendo el acoplamiento la pareja pasa que consiste en conocerse y «amoldarse» el uno al otro. Lo de amoldarse no es sinónimo de conformarse o perder la propia identidad. Se refiere a observar aspectos de la relación que no terminan de convencer, exponerlos ante la persona, solicitar cambios y/o posibles soluciones con las que las dos partes se sientan cómodas y trabajar para conseguir esos cambios. Sería importante indicar aquí que las parejas no requieren de sacrificio, sino esfuerzo y voluntad.

Amor real, amor estable, amor maduro.

Quizás el secreto si en este caso estamos en una relación sólida es reconocer la resiliencia que no es más que la capacidad de crecer en las adversidades. Por ejemplo, pongamos una pareja en que uno de los dos padece de una enfermedad, o la crianza, un despido de uno de los dos. Pensemos en el confinamiento por el que hemos pasado, algunas parejas se habrán reforzado usando la mejor herramienta que es la creatividad, o bien, se han roto, porque no han sabido unificar las fuerzas suficientes para hacer frente a lo complicado. Por ejemplo; esa persona carente de responsabilidad afectiva que ante la primera discusión sale corriendo.

Déjame decirte que…

Una pareja aparte de responsabilidad afectiva requiere de inteligencia emocional, si no reconocemos nuestras emociones ni la de nuestra pareja, cómo vamos a empatizar con él o ella. Es imprescindible crecer tanto individualmente como en pareja.

¿Habéis oído hablar del Efecto Miguel Ángel?

Digamos que es la influencia positiva que nuestra pareja tiene sobre nosotros o nosotras. La dinámica no es más que refuerzos positivos. Exacto refuerzos positivos y validación de las emociones. Al hablar de Generación Z y Millennials debemos hablar del famoso Gosthing, que al parecer se ha quedado para no volver y que tiene consecuencias graves para la persona que lo padece, es que deja a la otra persona con ansiedad, o embotamiento afectivo, depresión y lo más importante que debemos tener en cuenta un modelo de amor equivocado. Quedando con ello, patrones repetitivos disfuncionales.

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